Thursday, March 15, 2018

La ciudad en el cielo por Hannah Pais

     Todavía recuerdo la vez que mi papá y yo teníamos una experiencia que cambió nuestras vidas. Mi familia y yo nos fuimos a un viaje de mochilero en el Parque Nacional Sequoia. Yo necesitaba ir en este viaje porque era la última vez que mi abuelo podía ir y era tradición en mi familia. Si hubiera tenido la opción, no me habría ido. Mi familia piensa que -está a la vuelta de la esquina- es el código de “una milla más”. Esta caminata no sólo era un par de millas, eran doce millas. Para una niña de once años de edad, tuve que aguantar el largo viaje que había, aunque mi abuelo tenía ochenta. Sin embargo, esta historia no es sobre mi abuelo, sino que es sobre la primera vez que de verdad aprendí a valorar el cielo nocturno en el campo.  
     El bosque estaba tan lleno de naturaleza que parecía que había una manta que lo cubría, albergando a los otros mochileros de la dureza del sol ardiente. Las montañas eran tan altas que podían hablar con las nubes. De vez en cuando había sombras en las montañas creando niños pequeños encima de los árboles. Los murmullos de cascadas caían por las laderas de las montañas. Cada cabaña tenía su propio santuario lejos de la tecnología, dejándote atrapado en otro mundo. Un lugar donde los animales fueron rechazado por usted. Cada pez nadando en su familia, nunca dejando su casa.
     Después de uno de los atardeceres lleno de fuego, decidí ir a la cama. Temprano una mañana, necesitaba ir al baño. Siendo una niña asustada de once años, decidí despertarle a mi papá para que me acompañara. El canto de los grillos, el ulular de los búhos y la vida nocturna del bosque crearon una experiencia donde la vida no dependía de la tecnología. Alrededor de las dos de la mañana, me desperté, me tropecé con mi saco de dormir y desperté a mi padre de su sueño. Él murmuraba a mí-¿Qué pasa?-y le susurró -Tengo que ir al baño y no sé dónde está. Yo se que es afuera pero no sé dónde. ¿Puedes venir conmigo?-.
     Mientras caminábamos afuera, mantuve mis ojos fijos en el suelo, esperando que no me cayera. Agarré el brazo de mi padre con más y más fuerza cada vez que había un ruido. Cuando finalmente fui al baño, me di cuenta de que no debería haber estado tan asustada. Después de ir al baño me sentí aliviada y estaba en un punto en el que me sentía cómoda con la naturaleza y miré hacia arriba. Cuando miré hacia arriba, el cielo era como una ciudad por la noche. La vida secreta de las estrellas, sólo revelada a personas concretas. Yo estaba sin aliento, incapaz de mover mi cuerpo. Me quedé pasmada en un capullo de estrellas fugaces. Cada segundo había algo para ver. La capacidad de ver las cosas que la tecnología bloqueaba . El trato especial que ninguna ciudad podía ofrecer. Otras galaxias que habían y han estado allí más tiempo que yo. El asombro de la vida en el cielo me dejó paralizada.
     Finalmente, era hora de decir adiós al cielo nocturno y regresé a la cama. La mañana siguiente sería el momento de salir de este lugar mágico y caminar hasta el hotel y continuaría con mi vida con una nueva perspectiva. Cuando miro hacia atrás en mi vida antes de este viaje, como muchos otros, yo sería muy dependía tanto de la tecnología y no apreciaba el valor de la belleza de la naturaleza. Esto me hizo repensar cómo vivo mi vida y cambiarla para ser más beneficiosa para mí y la naturaleza a mi alrededor.

1 comment:

  1. Me encanta, ¡eres una muy buena escritora!

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