Thursday, March 15, 2018

El primer día por Lesley Barreto



     Fue mi mejor año de escuela, pero ese primer día me sentí con tanto miedo de que algo saliera mal y que se arruinara todo. Era mi segundo año de la secundaria, y apenas me había cambiado escuelas de Harbor a Cypress, porque mi primer año en Harbor fue un desastre y quise tratar algo nuevo. Ese primer día de Cypress me sentí como si estuviera en un territorio inexplorado.
     Era un día caliente durante los fines de agosto. No había nubes en el cielo, solamente el sol que brillaba como foco y sentí que iluminaba mi ansiedad. Caminaba por la entrada con mi mochila color café, donde cargaba demasiados recursos que nunca usaría. Me vestí en un vestido rosa casual con una chaqueta de mezclilla ligada alrededor de mi cintura y mis nuevos zapatos blancos de Converse, pero al llegar noté que muchos de mis nuevos compañeros se vestían de ropa de los fines del siglo XX o en pijamas. Era algo que nunca he visto, pero me gustaba la seguridad que tenían al llevar su ropa. La escuela era pequeña, con solo cinco salas, y no había más de ciento cincuenta estudiantes en total. Solo había una persona que conocía de antemano, pero yo no la vi. La campana sonó, y sentí mi corazón caer.
     Mi primera clase era de historia mundial. La maestra me sentó al lado de un niño que se llamaba Mitchell. Mitchell estaba vestido de negro de pies a cabeza. Tenía una capa, botas de tacón alto, y encima de su cabeza se sentó una tiara de plata. Instantáneamente sabía que quería que fuera mi amigo. Me presenté, y le dije que era mi primer día. Él ofreció mostrarme todo, y empezamos a hablar de nuestros gustos y disgustos, y notamos que éramos casi idénticos en todo. Desde ese momento en adelante, Mitchell fue uno de mis mejores amigos ese año. Mitchell y yo también tuvimos la misma clase de inglés al final del día, y al salir de la sala húmeda me preguntó: “Entonces, ¿cómo estuvo tu primer día?” Me quedé allí por un momento, pensándolo. Yo quería decirle del alivio que sentí después de que lo conocí, pero no quería asustarlo. “Estuvo bien.” Me despedí de él, y en la caminata a mi casa me sentí tranquilizada.
     El resto del año era muy positivo. Hice nuevos amigos y mis notas mejoraron bastante. Me sentí en casa cuando fui a Cypress, y no supe por qué no empecé la secundaria allí desde el principio. La única razón que me traslade a Harbor de nuevo fue porque quise tomar clases que me podrían desafiar más. Ahora miro a ese año en Cypress con nostalgia. Estoy orgullosa de la experiencia que tuve allí, fue una de las mejores decisiones que he hecho. Sin embargo, la decisión de cambiarme a Harbor de nuevo fue la mejor decisión para mi educación y mi futuro.

1 comment:

  1. Me encantó tu narrativa y estoy feliz que te sentiste comoda y feliz en tu nueva escuela. Entonces no puedo imaginar cómo te sentiste cuando la tuviste que dejar.

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