Thursday, March 15, 2018

Como plástico por David López

   
   
     El tres de febrero del 2014, después de tres semanas de haber llegado a Santa Cruz California desde mi país El Salvador, mi vida cambió completamente, no por mudarme a un nuevo país, sino porque sufrí tres quebraduras en mi pierna derecha. Recuerdo que Tenía muchos sueños que quería cumplir, desde ser futbolista profesional hasta lanzarme en paracaídas de un avión. Sin embargo, el destino tenía otros planes para mí.
     Era una tarde muy fría de enero . El viento mecía los árboles perfumándolos con la sal del mar. Solo tenía puesto shorts blancos para jugar fútbol y una camisa verde que mi tío me regaló de regalo de bienvenida. Mi primo Carlos asistía a Harbor High, practicaba el boxeo y le gustaba patinar. Ese día llegó a mi casa para enseñarme a patinar, con una patineta usada que pertenecía a mi primito Kevin, el cual asistía a la escuela primaria Live Oak. Él siempre se burlaba de mí por no saber usar una patineta porque siempre me caía y dejaba de practicar demostrando a mi primito que me rendía muy fácil. Eran como las tres de la tarde cuando mi primo Carlos me dijo,“Vamos al parque, si no, nunca vas a aprender”.
     Me acuerdo que me puse zapatos blancos y que estaba muy nervioso. Sentía las manos muy heladas y las piernas me temblaban. Nunca supe si fue por el miedo o por el frío que me sentía así. Recuerdo que íbamos caminando los tres Carlos, Kevin y Yo. Ellos me explicaban que lo más importante era el equilibrio. Cuando llegamos al parqueo de la escuela primaria Del mar me pareció que tal vez no era el lugar indicado porque estaba lleno de aceite de carro y había muchas rocas pequeñas regadas por todo el lugar. Sin embargo, Carlos me mostró cómo debía poner los pies y cómo mantener mi equilibrio. Pensé que era fácil o por lo menos así parecía. Cuando él me dijo, “Tu turno”.  Sentí que no lo debía hacer, porque algo me decía que era una mala idea.
    “Primero, pon tu pie derecho en la patineta y te empujas con el izquierdo pero trata de mantener el equilibrio”, me dijo Carlos y la verdad sí me funcionó. Pude llegar hasta una cerca, la cual era mi meta, pero cuando iba de regreso para donde ellos estaban, sentía como las piedritas se metían en las ruedas de la patineta y me hacían ir muy lento. Le dije a mi primo lo que pasaba con las piedras y me dijo “Déjame tratar”. Cuando regresó me dijo: “Trata de ir más rápido” y no debí haberle hecho caso porque pude llegar a la cerca un poco mejor pero cuando regresaba una de las piedritas se trabó en una de las llantas de la patineta y me hizo caer. Recuerdo escuchar un crujido Cuando caí y vi a mi primo Kevin riéndose de mí. Mi primo Carlos corrió hacia mí y me preguntó,“¿Estás bien?” y yo dije “Creo”, pero no fue así, cuando traté de levantarme y sentí como si un cuchillo caliente estuviera cortando mi piel por dentro y mi pierna se miraba como plástico derretido. Cuando Kevin miró lo que había pasado, corrió a la casa de mi tío para decirle lo ocurrido. Cuando mi tío llegó, puso una cara de decepción debido a que él me estaba entrenando para jugar fútbol y gracias a esto no podría jugar más. Sin embargo él llamo a mi mamá y me llevaron al hospital.
     En el hospital me hicieron tres operaciones y a los tres días estaba en mi casa. Lo más duro de mi accidente fueron mis terapias y saber que nunca iba a poder volver a ser igual en la cancha de fútbol. Sin embargo, ahora con mucho trabajo y esfuerzo casi soy el mismo de nuevo. Mi experiencia me sirvió para aprender a ser fuerte y trabajar duro comenzando desde cero y que con pcsiencia puedo lograr muchas cosas.

No comments:

Post a Comment